viernes, enero 08, 2010

Desde los planteamientos del lema tipo eslogan...


"Autor: Luis de la Cuadra; publicado en soitu.es en julio de 2008"

El turismo supuso la aparición de un nuevo campo de acción para el comercio, el desarrollo social, urbanístico, económico,… Una revolución que ha tenido terribles consecuencias. No me refiero a las medioambientales, ni al desequilibro social, ni a la paella de pollo y marisco, ni a la epidemia de rubias. Escribo sobre la importancia del souvenir, y su influencia en la generación de algunos proyectos arquitectónicos.

Supongo que los primeros viajeros, los prototuristas volvían con apreciados objetos para el recuerdo de sus aventuras. Aquellas reliquias mostraban realidades lejanas, al público de los primeros museos, todavía almacenes. Cuando concluyó el expolio aparecieron las falsificaciones. Su posterior fabricación en serie dio lugar a un nuevo mercado de imitaciones utilizadas como recuerdos. El siguiente paso pudo ser el cambio de escala y la reproducción de los monumentos de la ciudad. La torre de Eiffel, las pirámides egipcias, la estatua de la Libertad, esos pisapapeles que aparecen en los lugares más insospechados. Pero faltaba captar el ambiente, el sabor, el modo de vida, ¿como podía alguien transmitir lo que había descubierto más allá de sus montañas? Apareció entonces el souvenir, objetos aparentemente absurdos que solucionaban las necesidades del turista. Mientras jarras escultóricas de cerveza definían Alemania o posahuevos con forma de casco policial hablaban de costumbres inglesas, el sabor de España se reducía a esos toros negros y gitanillas flamencas, que sobre paños de encaje engalanaron los primeros televisores.

Tras confirmarse los beneficios del turismo, su mercado evolucionó. Con estudios sociológicos, económicos y progresos en sus ofertas, amplió su difusión. Los objetos de recuerdo se transformaron en una industria de imágenes razonablemente seductoras, un escaparate gratuito del destino. El fin ya no era el recuerdo si no la atracción de nuevos turistas. Se buscaba un nuevo souvenir que cumpliese con este fin. En esa búsqueda irrumpió la poderosa publicidad. Se potenció el mensaje. Y se abstrajo aún más. Desaparecieron las imágenes realistas con referencias históricas y se buscaron titulares comerciales. Cuanto más breves, mejor. Se produjeron los “I ♥ NY”, los smileys, el triunfo de lo breve. El mensaje se redujo más. Aún más. Más.

Al mensaje reducido hasta la abstracción del verbo, se le llamó eslogan (del gaélico escocés slaugh-gheun, grito de guerra) que según el diccionario, es una fórmula breve y original, utilizada para publicidad, propaganda política, etc. Nace la solución demandada por las ciudades, el nuevo souvenir tipo eslogan.

En el ámbito de la arquitectura, hace tiempo que las promociones inmobiliarias que se precian (edificios, construcciones o arquitectura, según los casos), han tenido nombre propio. Centrándonos en Madrid, encontramos quizá los más rimbombantes (excepto el Palacio Real o el del Buen Retiro), en los edificios del entorno de La Gran Vía. El de la aseguradora Metrópolis, el de Telefónica, el Carrión o Capitol, mantienen las denominaciones de sus promotores o de sus usuarios, mientras el edificio España o la Torre de Madrid parecían responder a “gritos de guerra” de carácter político. En la zona Azca, el edificio del BBVA, la Torre Picasso, o la Torre Europa siguen siendo sustantivos sin aspiraciones. Sin referencia figurativa ni carácter especialmente comercial, no podemos ver en ellos un eslogan, ni siquiera una intención claramente comercial. Únicamente fueron sustantivos.

Por otro lado, también es habitual en el ámbito de la arquitectura el uso de lemas en concursos públicos, para evidenciar el teórico anonimato de sus participantes. Es una tradición que viene de lejos. Si a estas dos cuestiones añadimos la reticencia del público a acercarse al tradicional discurso farragoso del arquitecto y el ágil verbo del comunicador profesional, no es extraño que se intentase imitar a los publicistas desde algún estudio de arquitectura. En una demostración de ahorro encomiable, el arquitecto pretendió eliminar la los costes de la labor de promoción posterior. Con el “eso lo doy hecho”, se resume un valor añadido del que todo arquitecto parece disponer. Es un prodigio de ajuste económico con el trabajo de los demás.

Hoy, cuando el antiguo souvenir parece casposo, llamado kitsch tanto por su forma como por lo antiguo de la necesidad del recuerdo. Cuando con el ordenador todo es accesible. El nuevo souvenir tipo eslogan no revela la existencia de un viaje sino la nostalgia de su destino, o de su imagen. Por eso es tan importante su diseño. Por eso las ciudades y sus promotores cuidan su icono. Les representa en el exterior. Y para crear ese icono, no se utiliza una preexistencia, asociada ya al antiguo souvenir. Debe salir en prensa, en promociones, ser nuevo. Ilusionar.

Parece que los iconos son muy dulces y los arquitectos muy golosos.

El autor de ese “algo nuevo” que represente a una ciudad, tiene asegurado el reconocimiento internacional. Y el arquitecto cree que, si consigue con un lema tipo eslogan, que refleje verbalmente la forma del edificio, se recordará con facilidad el proyecto. Supone que con su eslogan de carácter figurativo (por vocación constructiva), el nuevo souvenir vendrá rodado. La visión publicitaria domina así el nacimiento del proyecto. El mecanismo es perfecto. Es un funcionamiento sorprendentemente veloz. En una sentada se pueden obtener catorce buenos lemas tipo eslogan, sólo hay que elegir uno. Con este sistema, según parece, se obtiene el favor del público, rentable para lograr la fama y se consigue el recuerdo del posible jurado, lo que es muy útil para el fallo de concursos.

Pero este mecanismo generador tiene un inconveniente. Puede que el eslogan aparezca antes que cualquier idea generadora del proyecto; y puede que el arquitecto lo respete tanto, que el proyecto no evolucione ni se matice en su posterior desarrollo. Para potenciar lo que se considerará “idea original”, se mantendrá una forma preconcebida, asociada al eslogan. Obtendremos así proyectos basados en planteamientos muy sencillos, con una evolución formal inapreciable. Arquitectura adherida a formas e imágenes previas y muy simples. Proyectos tremendamente respetuosos con una supuesta “idea original”, que no era más que un tópico pegadizo.

De los resultados de estos planteamientos, de la arquitectura adhesiva, hablaremos más tarde.

jueves, enero 07, 2010

! AY, TOM MAYNE, QUE TE HAN PILLAO!


"Autor: Javier Boned; publicado en soitu.es en julio de 2008"

El arquitecto norteamericano Tom Mayne, premio Pritzker de Arquitectura 2005, es miembro de la Academia Americana de Las Artes y Las Letras desde 1992, profesor de la Universidad de California y uno de los representantes de la arquitectura innovadora contemporánea. En 1976 fundó el estudio “Morphosis”, y entre sus obras destacan la “torre Sun” de Seúl y el “Hypo Bank” en Lagenfurt (Austria). Actualmente acaba de construir un edificio de vivienda pública municipal en el Ensanche de Carabanchel, en Madrid, para la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo.
Pues bien, este famoso arquitecto había sido contratado hace ya algún tiempo por el Instituto Municipal de la Vivienda de Málaga, junto con el grupo holandés Mecanoo, para desarrollar una solución singular de Viviendas de Protección Oficial en dos parcelas destinadas al efecto, con la sana finalidad, supongo, de querer demostrar a la arquitectura malagueña cómo la actuación de arquitectos – estrella desarrollando soluciones singulares de vivienda social sirve de didáctico ejemplo y tiende a elevar el nivel arquitectónico de la ciudad. Estas experiencias parece que han tenido éxito (aunque no sé si opinan lo mismo los usuarios) en Madrid y otras ciudades, que han elevado su “caché” mediático-arquitectónico a través de la espectacular divulgación que a su vez resulta de la imaginería sofisticada que estas soluciones singulares propician.
Así ha ocurrido desde luego con la solución de Tom Mayne para estas viviendas en Madrid, un proyecto desde luego más que interesante, a mi juicio, con viviendas - patio que recuerdan las tipologías de los poblados tradicionales, presididas por un bloque lineal de un gran dinamismo en su diseño.
Pues resulta que al arquitecto norteamericano no se le ocurre nada mejor que presentar a la empresa municipal malagueña (con la lógica adaptación al nuevo solar, que debía ser muy parecido al madrileño)… ¡el mismo proyecto¡, ¡idéntico!, que el citado. Los técnicos municipales, últimamente consumidores más o menos asiduos de revistas de arquitectura, detectan la clónica actuación del arquitecto, e indignados, deciden llamar al orden al Premio Pritzker y pedirle, educadamente, que por favor reconsidere su diseño, se exprima la sesera un poco y premie a Málaga con una solución inédita, que para eso le han contratado. La respuesta del americano es digna también de elogio: “… disculpen; por supuesto les haré un diseño nuevo”.

Y así estamos, malagueños y ciudadanos del sur de Europa, expectantes y ansiosos a la espera de las maravillas que Tom Mayne se va a dignar realizar ex- nuovo para contribuir a modernizar esta nuestra nunca bien ponderada arquitectura de vivienda social.
Esta anécdota de cotilleo arquitectónico encierra, en mi opinión, algunas cuestiones que conviene considerar, en forma de interrogantes:
1.- ¿Ha actuado así Tom Mayne por ser norteamericano, o simplemente por vaguería?
2.- ¿Ha actuado así Tom Mayne porque tiene tanto trabajo que no le da tiempo a desarrollar nuevos diseños en sus encargos?
3.- ¿Ha actuado así Tom Mayne porque cree firmemente en el concepto de “repetición” como un factor clave de producción en la arquitectura contemporánea?
4.- ¿Ha actuado así Tom Mayne porque un encargo en la ciudad de Málaga, sur de España, sur de Europa, no debe merecerle el más mínimo esfuerzo intelectual y de diseño?

También cabría preguntarse lo siguiente:
a.- ¿Qué habría pasado si cualquier arquitecto “de a pie”, de los que pueblan dignamente nuestra masificada profesión, se hubiese atrevido a hacer lo mismo?
b.- ¿Qué habría pasado si los susodichos técnicos municipales no hubieran estado tan al día en los últimos ejemplos singulares de vivienda?
c.- ¿Se planteará desde ahora el Instituto Municipal de la Vivienda de Málaga algo concerniente a la política de contratación de afamadas estrellas de la arquitectura?

Demasiadas preguntas para un hecho incuestionable: ¡Ay Tom Mayne, que te han “pillao”!

martes, enero 05, 2010

....pero seguimos en 2001.


"Autora: María Asunción Salgado; publicado en soitu.es en julio de 2008"

Nunca he estado muy de acuerdo con esas listas en las que se enumera lo más destacado de un periodo y a la que son tan aficionadas las publicaciones anglosajonas. Quizá, este rechazo se deba a mi imposibilidad para escoger una opción entre varias de difícil comparación, máxime cuando proceden de circunstancias diversas. Me siento como esos personajes a los que entrevistan en televisión preguntándoles cuál es su disco o su película favorita, circunstancia en la que al invitado sin respuestas preparadas, le suele cambiar la cara.
De hecho, siempre me he preguntado cuál es el criterio con el que se confeccionan esas listas y sobre todo, si quien se encarga de ello, no arde en remordimientos por haber olvidado incluir algo o alguien.
Este verano descubrí por pura casualidad, una de esas listas en una edición especial del suplemento de la revista TIME. El número titulado The Design 100. The people and ideas behind today’s most influential design, destacaba bajo el título Nothing Plain in Spain, la última intervención del diseñador Jaime Hayón en el restaurante de la Terraza del Casino de Madrid, como ejemplo de la nueva arquitectura (interior supongo) española.
Y aquí regresa el enigma de “la lista”, ya que de entre todas las intervenciones que se han producido en España en los últimos meses, me sorprendió que fuera precisamente ésta la que consideraran más destacable desde el equipo de Time. No hay que decir, que eso despertó mi curiosidad.
Jaime Hayón que venía de asumir el difícil reto de convertirse en el asesor artístico de la marca de porcelanas Lladró, se arriesgaba de nuevo con una propuesta de interiorismo para un local que se considera todo un clásico de la hostelería española de cierto nivel.
Superada la impresión inicial que me producen este tipo de proyectos y a los que tan difícil me resulta clasificar, descubrí que sin embargo, el proyecto de Hayón parece haber satisfecho las expectativas tanto de la crítica como del público asiduo al local, sin duda acostumbrado a soluciones más conservadoras. Lo mejor de todo son las analogías con las que han ilustrado esta intervención.
Algunos la definen como una apuesta ecléctica a caballo entre el lujo del barroco y el refinamiento zen, otros como un interior sacado del cuento de Lewis Carroll Alicia en el País de las Maravillas, símiles bastante literarios con los que pretenden alabar la intervención, pero que me resultan poco creíbles cuando pienso que en realidad en quien se inspira, es en los escenarios de Kubrick.
De todas las imágenes a las que podría asociar la “nueva” Terraza del Casino, la que de forma recurrente acude a mi mente es la del escenario en el que el director sitúa al protagonista y único superviviente de la Nave Discovery en las escenas finales de 2001: Una Odisea en el Espacio, (1968).
Esta habitación en la que el astronauta Dave Bowman acaba sus días tras destruir la computadora HAL 9000, recuerda al proyecto de Hayón en la búsqueda intencionada de contraste entre continente y contenido, con el que consigue un escenario más aséptico.
De una forma más evidente, Kubrick instala una habitación con mobiliario estilo barroco francés, profusamente decorada con molduras y apliques decimonónicos, sobre habitáculo iluminado desde el suelo por paneles modulares luminososprivando a este espacio de cualquier atisbo de calidez, para convertirlo en un recinto frío y angustioso. La sensación que trasmite es de absoluta soledad, anticipándonos que la habitación de Dave Bowman se transformará en un ataúd en vida.
La causa por la que Kubrick y su equipo de escenógrafos escogieron un decorado de esas características no está claro, sobre todo en comparación con el ejercicio de diseño que supone el conjunto de los restantes escenarios de la película, muchos de los cuales siguen sirviendo de inspiración a arquitectos y diseñadores con estéticas que aun hoy siguen vigentes. Sin ir más lejos, encontramos en el mercado numerosos diseños que imitan la estética “blanda” de los sillones rojos creados por el francés Olivier Mourgue para el hotel Orbital Hilton que aparecen en la película, o el acolchado amarillo del tránsito interior en la nave Aries IB, con azafata uniformada de Courreges incluida.
Al contrario que los postulados de Arthur C. Clarke, autor de la novela en la que se basó la película de Kubrick, el rigor y las decisiones con las que se diseñaron los interiores de las naves espaciales, han superado con solvencia la barrera del tiempo, constituyendo aun hoy cuarenta años después, un modelo de diseño a imitar.
De todas las imágenes de esta película que han servido de inspiración al diseño interior y la arquitectura en el pasado, la más arriesgada era sin duda la de la habitación-cripta de Dave Bowman. Cuarenta años separan la Terraza del Casino de Hayón de la propuesta de Kubrick. A priori, nada tienen que ver y sin embargo, ambos proyectos comparten el mismo mensaje, el de un clásico que pretende crear una estética para el siglo XXI.

lunes, enero 04, 2010

La exposición de la arquitectura y el aplauso a una iniciativa museística


"Autora: María Fullaondo; publicado en soitu.es en julio de 2008"

El crítico y profesor de arquitectura Bruno Zevi comenzaba el libro “Saber ver la arquitectura” subrayando el desinterés generalizado que existe en torno a la arquitectura cuando la comparamos con otras artes. Por una parte, dice Zevi, al público parece sólo importarle la pintura, la música, la escultura y literatura. Pero quizás más importante, existe también un cierto pasotismo o incapacidad por parte de arquitectos, críticos, e historiadores para transmitir y difundir el aprecio por la buena arquitectura mediante una clara y valida interpretación de la misma. Si Zevi hubiera escrito el artículo hoy en día, seguro que hubiera dedicado algunas palabras de reproche a los museos, sobre todo, si tenemos en cuenta el papel que han asumido en la cultura contemporánea. Sin embargo, aunque en líneas generales Zevi pudiera tener razón, afortunadamente existen algunos esfuerzos encomiables y es precisamente uno de ellos, el protagonista de este artículo.

Es indudable que la arquitectura a la hora de su exposición presenta una dificultad añadida en relación a otras disciplinas artísticas y más si el objetivo fundamental es que ésta sea entendida íntegramente. La mayoría de las exposiciones dedicadas a la arquitectura optan por la manera más sencilla de mostrarla, es decir, mediante la presentación de la documentación que define y expresa la obra arquitectónica, planos, fotografías, dibujos, perspectivas, detalles y maquetas. Pero este método presenta numerosos inconvenientes, ya que no permiten una completa apreciación de la obra de arte. A esto se suma, en muchos casos, la dificultad e imposibilidad que se tiene para la compresión y lectura de este tipo de documentos, pudiendo llegar a convertir el edificio en mucho más incompresible de lo que era antes de ser expuesto. Es entonces, cuando la maqueta adquiere un valor singular al ser el documento más representativo y real del objeto arquitectónico.

Ahora bien, este modo de exponer la arquitectura no es el único. En algunas ocasiones, el espacio expositivo puede trasladarse temporal o permanentemente a la obra arquitectónica objeto de exposición, convirtiéndose paradójicamente a la vez en continente y contenido, en galería expositiva y en objeto expositivo. En este contexto, enmarcaríamos el nuevo museo “nómada” de la firma Chanel realizado por la arquitecta iraní Zaha Hadid . Este museo/galería tiene vocación expositiva, itinerante y efímera (tan de moda hoy en día), ya que cada seis meses cambiara de ubicación pasando por seis ciudades diferentes, Los Ángeles, Nueva York, Tokio, Londres y Moscú. El objetivo principal de la iniciativa es la de difundir el arte contemporáneo a través de la obra de diferentes artistas, y a pesar de que quizás no conscientemente, se ha conseguido también, la propaganda de la arquitectura.

A finales de los años veinte, un historiador de arte llamado Alfred H. Barr a la edad de 27 años concibe un museo dedicado al arte moderno en el que además de la pintura y escultura tengan cabida otras disciplinas artísticas como la arquitectura, fotografía, cine, diseño etc… En 1929 nace el Museo de Arte Moderno de Nueva York, más conocido como MoMA y el sueño de este americano comienza a hacerse realidad. El MoMA respondiendo al plan multidepartamental ideado por Barr, organiza en 1932, la primera exposición de arquitectura del Museo de Arte Moderno de Nueva York, bajo el título: “Exposición Internacional de Arquitectura Moderna.” Las consecuencias de la exposición fueron importantísimas y marcarían el futuro desarrollo de la arquitectura americana de posguerra . También supuso la creación oficial del primer departamento de arquitectura dentro de un museo.
Como es obvio, el MoMA ante el reto de no limitarse a las Bellas Artes, se encontró con los mismos escollos ya apuntados a la hora de exponer la arquitectura. Y aunque es verdad que en la mayoría de los casos optó por el método tradicional, el MoMA popularizaría otro modo de presentar y divulgar la arquitectura, la construcción de la obra o del edificio objeto de la exposición entre los muros del museo.
En 1940, el museo dedica una gran retrospectiva a l maestro americano Frank Lloyd Wright, siendo el propio arquitecto el que planteó al museo la necesidad de construir en el jardín del museo un prototipo a escala real, a su tamaño original como pieza clave de de la exposición. La iniciativa fue tachada de absurda, cara e innecesaria por parte de ciertos accionistas y dirigentes del museo y como consecuencia la vivienda (completamente proyectada para la ocasión) nunca llegó a construirse.

Un año más tarde, de la mano de nuevo de Barr, y aprovechando la interrupción del programa ordinario del Museo como consecuencia de la guerra, se construye por primera vez en el jardín del MoMA una vivienda de emergencia del arquitecto/ingeniero Buckminster Fuller. Hay que tener en cuenta, que a diferencia de lo que estaba sucediendo en Europa hacia principios de los años treinta, en Estados Unidos, los antecedentes de construcción de edificios formando parte de una exposición o feria eran muy escasos. En la mayoría de los casos, los prototipos realizados no se enmarcaban dentro de lo definido como moderno y en donde la preocupación por la calidad arquitectónica ocupaba un segundo plano y perseguían esencialmente intereses lucrativos como la venta de material de construcción y equipamiento. Ante el éxito obtenido por la DDU de Fuller (Dymaxion Deployment Unit ), en 1949, el astuto Philip Johnson decide poner en marcha un programa expositivo consistente en la construcción de un prototipo de vivienda todos los veranos en el jardín del museo cuyo resultado fue la muestra de tres viviendas suburbanas que cualquier familia americana de clase media podría poseer .

El Moma, 60 años después ha decidido retomar la iniciativa que tantos éxitos le dio y este verano los neoyorquinos podrán visitar las cinco viviendas prefabricadas que el museo ha decidido construir con motivo de la exposición “Home Delivery: Fabricating the Modern Dwelling”. El jardín de esculturas, escenario y marco de la arquitectura-exposición en el pasado, cede su puesto al solar vacío situado al oeste del Museo. El solar albergará la obras de cinco arquitectos KieranTimberlake Associates (Filadelfia); Douglas Gauthier y Jeremy Edmiston (System Architects, Nueva York); Oskar Leo Kaufmann y Albert Rüf of Dornbirn, (Austria);el profesor Lawrence Sass como representante de Massachusetts Institute of Technology (MIT) ; y por último el arquitecto ingles, Richard Horden (Londres).

Por tanto, la realidad es que hace más de medio siglo, un museo dedicado al arte eligió gracias a la idea de un arquitecto (Wright), una nueva manera de enseñar la arquitectura y construyó entre sus paredes una vivienda unifamiliar cuya misión es simplemente la presentación de un ejemplo de arquitectura moderna de calidad. Hoy, el Museo de Arte Moderno de Nueva York repite la experiencia consiguiendo eliminar todas las dificultades antes descritas, desde un punto de vista expositivo. Proporciona la posibilidad que la obra pueda ser vivida y comprendida, y el espacio recorrido. Pero por encima de todo, estas cinco viviendas representativas de la investigación y los avances que están llevando a cabo en el mundo de la prefabricación, permiten que la arquitectura alcance un valor adicional a su propia condición. Únicamente por formar parte de un museo o de una muestra, la arquitectura adquiere por encima de todo, una vocación ilustrativa y demostrativa asegurando la eficiencia desde criterios didácticos, expositivos e interpretativos. Sospecho que esta propuesta habría conseguido apaciguar por lo menos un poco, al crítico italiano.