domingo, mayo 09, 2010

LOS “MOVIE – WALKS” O… ¿QUÉ SERÍA DE LAS CIUDADES SIN EL CINE?


"Autor: Javier Boned; publicado en soitu.es en abril de 2009"

¿Quién no ha sentido la necesidad de viajar a Roma después de ver la película “Vacaciones en Roma”, de William Wyler, con los fantásticos Gregory Peck y Audrey Hebburn deambulando por sus plazas? ¿Quién ha podido resistir la tentación de no viajar a Londres después de ver “Matchpoint” de Woody Allen y perderse por las calles de Nothing Hill? Desde hace tiempo la industria del turismo cultural sabe que sin el cine muchas ciudades y lugares del planeta carecerían de interés. O mejor dicho, muchos existen gracias a que el cine los ha consagrado previamente, y la industria turístico-cultural no ha tenido más que ir tomando nota e ir transportando masivamente a los ciudadanos a los lugares y ciudades que ya eran conocidos por la gran pantalla. La casuística es infinita y de lo más variopinto.
Por ejemplo, desde que Mel Gibson rodó en Matera, una ciudad al Sur de Italia, su famosa y controvertida película “La Pasión de Cristo”, la ciudad se volvió un foco de atracción turística a nivel internacional. Por supuesto que las agencias de viaje no dejan pasar la oportunidad y ahora ofrecen el “Passion Tour” para que los visitantes puedan conocer Matera más a fondo. Incluso el propio Ayuntamiento local está preparando con gran emoción un recorrido por la ciudad, completamente señalizado con indicaciones y carteles que marcarían los lugares específicos donde fueron rodadas las diversas escenas. Algunas agencias de viajes ofrecen recorridos de un día o de un fin de semana. Si bien se dedican a mostrar todas las cualidades de la bella ciudad italiana, sobresalen los sitios donde se rodaron las escenas de la película. El Ayuntamiento de Matera ha conseguido un acuerdo con la producción para poder hacer uso de imágenes y platós de la película. Turistas de todo el mundo están muy interesados en poder realizar estos recorridos. Para ello, la visita guiada de un día, denominada el “Passion Tour”, puede costar entre 6,5 y 10 euros; mientras que el fin de semana oscila entre los 90 y los 138 euros.
¿Quién no recuerda “The Sound of Music” (en español “Sonrisas y lágrimas”) de Robert Wise, con la exquisita actuación de Julie Andrews en el rol de María, la “novicia rebelde” de Salzburgo, que es enviada a la casa del viudo Capitán Georg Ritter von Trapp para convertirse en la institutriz de sus siete hijos? Pues bien, La Villa Trapp, o mansión de la familia Von Trapp - que de por sí fue una historia real- se puede encontrar en la susodicha ciudad austriaca de Salzburgo, y este año ha abierto sus puertas al turismo y se ha convertido en hotel. Este ofrece 14 habitaciones con 26 camas a un precio de unos 100 euros la noche con desayuno incluido, además de visitas guiadas por el jardín y el interior, donde se puede ver una sala adaptada en forma de museo para ilustrar la historia del edificio y los Von Trapp. Se calcula que unos 300.000 turistas visitan los lugares de Salzburgo donde se filmó la película. Las autoridades de la ciudad incluso planean un “Centro Sound of Music” en el casco histórico.
Recordando la más famosa escena de la obra maestra “El Acorazado Potemkin” (1925) de Eisenstein, la de la matanza en aquella interminable escalera de la ciudad de Odesa, resulta que aquel lugar es conocido desde entonces como la “Escalera Potemkin”, y es uno de los lugares más simbólicos e importantes de la ciudad. A pesar de que la masacre de Odesa nunca ocurrió en realidad, la película –como todo buen cine propagandista - acabó haciendo creer a muchos que había sucedido de esa manera, y durante décadas la “Escalera Potemkin” ha sido un gran foco de atracción turística.
En Málaga, sin ir más lejos, puede ya seguirse la ruta “El camino de los ingleses”, visitando 16 lugares de la ciudad y sus alrededores que fueron escenario de la película dirigida por Antonio Banderas. El mismo Banderas afirmó que Málaga se había convertido en un plató ideal.
En Barcelona, su visión turística contrastada ya les ha permitido, desde el Ayuntamiento tener varios “movie-walks” preparados, según se refieran a las películas, “Vicky, Cristina, Barcelona”, “Todo sobre mi madre”, “El perfume”, “Láuberge espagnole”, o “Manual d´amore II”, todas ellas rodadas en diversos escenarios de la capital catalana.
Si nos remitimos a edificios concretos, lo mismo ocurrió con el Empire State Building de “King-Kong”, obligando a las Torres Gemelas (que en paz descansen) a tener su “remake” cinematográfico en los años setenta, para competir en fama con el gigante de la Quinta Avenida. O con las Torres Petronas, tras las peripecias de Sean Connery y Catherine Z. Jones en la altísima pasarela que las une. En Madrid, nadie conocería el Edificio “Capitol” si no fuera por el maravilloso homenaje de Alex de la Iglesia en “El día de la Bestia”, y quizás el Guggenheim de Bilbao haya tenido su récord de visitantes tras las vibrantes escenas de una de las últimas entregas de James Bond, con un flemático Pierce Brosnan atravesando la ría bilbaína después de montar una de las suyas, como si nada hubiese ocurrido, con el emblemático museo de fondo.
¿Qué sería de los lugares, de las ciudades, de los edificios, sin el cine?

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