miércoles, enero 02, 2008

Oversized

Estas Navidades hemos vuelto a Nueva York, algo que ya se ha convertido en una tradición familiar. Nueva York es más. + colas, + gente, + taxis, +edificios, + jornadas laborales, + comida, + ropa, + tiendas , + consumo, + grande, + calles, + altura, + olores, +colores, + compras, + esperas, +tamaños, + gorduras, + extremos, + políticamente correcto, + adaptabilidad, + metro, + autobús, + espacio, + distancias, +escaparate, + lenguas, + moda, + cultura, + arte, + oferta, + demanda, + escaleras, + impuestos, +++++.

De todos los +s, este año ha habido uno concreto que me ha llamado más la atención que el resto y que tiene que ver con la gente o mejor dicho con el número de personas por metro cuadrado en los sitios mas insospechados (al menos para mi). La ciudad recibe mucho turista extranjero pero sobre todo mucho americano provinciano que decide pasar unas navidades en la gran manzana. Durante estas fechas, N.Y está llena de gente (+ de lo que nos podemos imaginar) , el simple hecho de cruzar una calle, puede convertirse en una aventura bastante peligrosa, y de hecho mucho de los agentes del tráfico se dedican con la misma intensidad al trafico rodado como al peatonal.

Las colas para entrar en un museo, o en una exposición es algo completamente habitual. Un paseo tranquilo por la Quinta Avenida sólo podrás realizarlo de madrugada, cruzar por Broadway a la altura de Times Square puede llevarte más de quince minutos y poder ver el árbol del Rockefeller Center, sin la necesidad de prismáticos, es misión casi imposible. No obstante, jamás en mi vida había visto colas de esas longitudes para poder entrar en una simple tienda y adquirir el producto de moda (que por cierto se venden por Internet)



De la descomunal oferta que esta ciudad ofrece, hay tres productos que cualquier americano (y algún que otro europeo enterado) que se precie, debe poseer: Un ipod, un botas Ugg y alguna prenda “casual” de Abercrombie and Fitch. Cientos de personas, ahora mismo están a la intemperie, soportando temperaturas bajo cero, tras una vallas cedidas por el ayuntamiento, esperando ansiosos tener la oportunidad de adquirir unas botitas, una simple camiseta o reproductor de música que les permita entrar en el club de los elegidos. Ahora bien, la pesadilla no acaba una vez que consigues entrar en la tienda. Una vez dentro, tendrás que volver a ponerte en otra fila para que te proporcionen el producto y tras obtener la recompensa te quedará la larga espera de pagar para poder llevártelo a casa. Eso si, no te preocupes, por que una vez dentro estarás calentito y acompañado con música en directo para hacerte más placentera la espera.

1 Comments:

Blogger María said...

Lo del ipod no me extraña. Aquí en provincias hasta el más pelagato tiene su nano. Lo de Abercrombie y su primo Fitchvirnr siendo habitual de todo el que va a NY, como en su día fuera GAP y antes Banana Republic: siempre hay una marquita que pita. Pero lo de esas botas (uggg!! qué feas) que parecen las zapatillas de estar por casa del mismísimo Yeti, me crean más problemas... Para todo lo demás, la sabia combinación mercantil del siglo XXI: Mastercard&aldeaglobal.

07 enero, 2008  

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