No son.
Cuelgo de nuevo otra entrada en nombre de otro miembro de FHE, que TAMPOCO ve atendido su deseo de publicar por parte de la gerencia. En este caso, Luis de la Cuadra, que sigue dándole vueltas, de forma excelente pienso yo, a los pulpillos de marras. Ahí va, y enhorabuena de mi parte para Luis:
No son.
Superviviente o sobreviviente es un adjetivo que indica que conserva la vida tras un suceso en el que otros la perdieron. Tiene un matiz temporal, una circunstancia puntual, es únicamente un adjetivo.
Hay casos en que ser superviviente se convierte en una constante. El valor es la permanencia frente a los que perecen. Tienen la constante de continuar, bajo cualquier dificultad, su cualidad es esa y lo consiguen. Son capaces de hacer cualquier cosa, aunque cualquier cosa no significa ya algo que no harían si no simplemente cualquier cosa. Son profesionales, amorfos si la forma tiene una razón.
No son de goma, no son pulpos, no retornarán a su forma original pues nunca la tuvieron. No tienen nada que contradecir, nada de qué arrepentirse, ninguna equivocación, ningún acierto, ningún objetivo. Nunca hubo acción, tan sólo un movimiento debido a elementos exteriores a las circunstancias. Permanecen, continúan, y siguen en una dirección ó en la contraria, da igual.
Si a la permanencia se le atribuye mérito, sin duda lo tienen: ahí están. Sin embargo no tienen razón de ser o contra lo que ser, pues nada les afecta. A veces sospechan que aquellos que desaparecieron, lo hicieron de forma consciente, por sus motivos. Esta teoría es inmediatamente descartada pues tambalearía el valor del adjetivo que les mantiene vivos.
Permanecerán, y la supervivencia es el subrayado de su firma y su reafirmación contra esos idiotas convencidos que osan actuar, que molestan, que son recordados.
No son pulpos, no son de goma, no son.
Superviviente o sobreviviente es un adjetivo que indica que conserva la vida tras un suceso en el que otros la perdieron. Tiene un matiz temporal, una circunstancia puntual, es únicamente un adjetivo.
Hay casos en que ser superviviente se convierte en una constante. El valor es la permanencia frente a los que perecen. Tienen la constante de continuar, bajo cualquier dificultad, su cualidad es esa y lo consiguen. Son capaces de hacer cualquier cosa, aunque cualquier cosa no significa ya algo que no harían si no simplemente cualquier cosa. Son profesionales, amorfos si la forma tiene una razón.
No son de goma, no son pulpos, no retornarán a su forma original pues nunca la tuvieron. No tienen nada que contradecir, nada de qué arrepentirse, ninguna equivocación, ningún acierto, ningún objetivo. Nunca hubo acción, tan sólo un movimiento debido a elementos exteriores a las circunstancias. Permanecen, continúan, y siguen en una dirección ó en la contraria, da igual.
Si a la permanencia se le atribuye mérito, sin duda lo tienen: ahí están. Sin embargo no tienen razón de ser o contra lo que ser, pues nada les afecta. A veces sospechan que aquellos que desaparecieron, lo hicieron de forma consciente, por sus motivos. Esta teoría es inmediatamente descartada pues tambalearía el valor del adjetivo que les mantiene vivos.
Permanecerán, y la supervivencia es el subrayado de su firma y su reafirmación contra esos idiotas convencidos que osan actuar, que molestan, que son recordados.
No son pulpos, no son de goma, no son.
1 Comments:
un, dos, tres, reponda otra vez:
- Hernández Pezzi.
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