sábado, noviembre 24, 2007

El pulpo: de San Carlino al Octopus vulgaris.






Otra vez cuelgo un escrito de Javier Boned que continúa cavilando alrededor del pulpo. Vuelvo a recordar amablemente a la Gerencia que sería muy deseable que facilitara la labor de publicación a los miembros menos habilidosos con los misterios de la red (entre los que me incluyo). Ahí va:






Hubo un tiempo de hermosos pulpos. Belleza de fuerte carácter, texturial, rugosa, belleza temporal – tentacular. Belleza barroca y ortopédica, manierista en esencia. Belleza rebelde, desafiante, curvilínea. Belleza - Leibnitz, de familias de curvas, múltiples, expresivas, curvas de estructura desplegada. Belleza pulpácea, versallesca y compleja. Belleza repetición y punto singular. Pulpo montaña, cubrición orgánica, despliegue en la ladera de una forma brutalista que también es gruta. Eran pulpos sin mala conciencia, de espíritu octopédico, encarnando la plasticidad buscada por el arte. Apoteosis de lo informe contenido, belleza musical seriada en el arpegio desplegado de un tentáculo. Nota a nota, ventosa a ventosa, sorpresa azarosa de una dispersión siempre polifónica, combinatoria pero no intercambiable. Pulpos de pulsiones anímicas, dramáticas, hermosamente terribles. Pulpos-cueva y pulpos-montaña, desconocidos, inalcanzables. Pulpos-cúpula, pulpos-linterna, pulpos de espacio interior, misterios jesuíticos de una espacial revelación divina. Pulpos-Borromini, pulpos-San Carlino, pulpos cóncavo–convexos, elípticos. Pulpos-Poelzig, pulpos-Fuller, cabeza y tentáculos, pulpos-capitán Nemo y Red Octopus, pulpos-Bond, James Bond. Pulpos-moving-city. Pulpos Eihnfülung, octopedia cultural, sentimental, proyectual.

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Los octopus vulgaris pueden en la actualidad llegar a medir 1 metro, incluyendo los brazos, y tener un peso de hasta 10 kg, aunque con frecuencia son mucho más pequeños. En casos excepcionales se afirma que pueden llegar a los 3 metros de largo, con brazos de 2 metros y un peso de 25 kg., pero tal vez solo a grandes profundidades. Los brazos disponen de dos hileras de ventosas en la parte inferior. La superficie del cuerpo es lisa o con apéndices. El color es muy variable pues el propio pulpo lo cambia, mediante control nervioso, en función del ambiente en que se halle, variando entre rojizo, marrón, amarillento, azulado o gris. Habita en fondos rocosos, arenosos y en praderas submarinas, desde la superficie hasta los 100 metros de profundidad, en todo el Mediterráneo. Los pulpos actuales aprovechan cualquier escondrijo, natural o artificial, para guarecerse. Son animales de los fondos, por los que se desplazan con ayuda de sus tentáculos, pero en caso de peligro pueden desplazarse mediante la expulsión de un chorro de agua a través de la cavidad respiratoria, la cual es orientable en diversas direcciones. Son animales nocturnos que se ocultan durante el día en sus escondrijos. Si no tienen ningún cobijo adecuado cerca, construyen ellos mismos uno a base de piedras que hallen en el fondo, o bien cerrarán la entrada demasiado expuesta de un agujero. Los pulpos pequeños anidan también, durante el periodo de cría, en conchas vacías de moluscos bivalvos. El pulpo actual captura cualquier presa que pueda dominar, esencialmente crustáceos, bivalvos y peces, ocasionalmente también carroña. Es un animal inteligente que puede tender una emboscada para capturar desprevenidas a sus presas. También se les observa inspeccionado el fondo de noche y capturando implacables a sus presas dormidas. Con su poderosa boca, similar a un pico de loro, pueden triturar duros crustáceos e incluso bivalvos, los restos de los cuales a menudo "decoran" la entrada de su guarida, lo que permite localizarlos. Este pulpo se mimetiza con el ambiente, cambiando tanto de forma como de color. Su estado de ánimo también influye en los cambios de color, apareciendo ondulaciones azules cuando está excitado, o volviéndose pálido cuando tiene miedo. Si está furioso dominan los colores rojizos. Los pulpos hoy en día muestran sus emociones mediante cambios de color, entablan duras batallas entre machos para conseguir aparearse con una hembra. Una vez conseguido el acoplamiento, mediante la introducción del brazo de cópula en una cavidad del manto de la hembra, ésta pone del orden de 150.000 huevos en cápsulas pequeñas y transparentes con un pedúnculo corto. Estos huevos aparecen reunidos por miles en forma de racimos largos que se sujetan a la parte superior de una cavidad, donde son custodiados por la madre durante dos meses, y oxigenados con agua limpia. Sin este cuidado los huevos se pudrirían y morirían al cabo de poco tiempo. La madre no se alimenta mientras está cuidando los huevos, y suele morir después de la eclosión de los mismos por debilidad. Los pulpos jóvenes suelen vivir de 1 a 2 meses con la cabeza hacia abajo en el plancton, hasta que comienzan su vida en el fondo. Durante este tiempo es cuando son más vulnerables, por lo que se reduce su número en forma espectacular. Los pulpos actuales son presas favoritas de morenas y anguilas, por lo que no carecen de enemigos naturales. Su única protección es su capacidad de mimetismo y el poder lanzar nubes de tinta para escapar de sus enemigos, cosa que hacen mediante el mecanismo de propulsión a chorro que hemos comentado, acto seguido buscan un nuevo escondrijo y se mimetizan con él.. Este octopus vulgaris es un genio del camuflaje, observamos lo variado de su color y de la forma de su piel, ambos bajo control de su sistema nervioso, que le permiten pasar desapercibido frente a sus enemigos y, lo que es más importante, frente a sus presas. Además de los ojos lenticulares, el pulpo dispone de un cerebro muy desarrollado, incluso inteligente. Suelen ser animales muy curiosos, observando de día el ambiente que les rodea desde la seguridad de su escondite.
Algunos ejemplares jóvenes, sin malas experiencias todavía, pueden dejarse observar durante largo tiempo a corta distancia, mientras ellos observan asimismo a su oponente.
Estos Octopus vulgaris han hecho de la función el arte de la supervivencia. No sienten ni padecen. Simplemente funcionan. Ponga un pulpo en su vida, no se arrepentirá.

2 Comments:

Blogger isidro said...

Si dejamos a un lado la envidia natural que nos debe producir un octópodo por todas las cualidades que nos habéis alumbrado entre los dos.... nos queda ver, ¿Qué podemos realmente ir haciendo..para parecernos a ellos?
Vamos a ver, los herren somos pentápodos, aunque en algún momento un bañito de agua fria pueda convertirnos en tetrápodos....., las frauleins son por naturalez tetrápodas por lo que deberían ser inferiores...claro que son capaces de soltar tinta una vez al mes...cosa que les da cierta ventaja, mmmmmmm, además lo que nos da a los herren la cualidad de penta no es ni mucho menos lo que habéis descrito en los pulpos... y por otro lado lo de la tinta roja lleva asociada bastante más cólera que lo de la tinta negra.... no se, me temo que vamos regular con respecto a estos bichos, los pulpos me refiero.

26 noviembre, 2007  
Blogger Diego Fullaondo said...

Isidro: Todo esto es para los simples mortales. Tú permanece como eres, que no hay pulpo ni pulpa (de fruta claro), que te pueda hacer sombra. ¡Camuflajes a ti! No cuentas con tus gafas de visión nocturna. Un abrazo pentápodo, o monópodo, según se mire.

26 noviembre, 2007  

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